mujer soltera de paiporta Cayó la noche de repente sin dar tiempo a ver cómo el sol se iba. Ella estaba mirando por la ventana abierta de par en par, como tantas otras veces… Escuchaba el sonido del mar y estaba abstracta en sus pensamientos. Una cosa le llevaba a la otra, y la otra a la siguiente, como un sinfín de ideas infinitas conectadas que sólo en su mente tenían sentido.
San José de Guanipa Estaba oscuro, pero podía verlo, oírlo y casi podía tocarlo y sintió que necesitaba estar cerca de él. Entonces sin pensarlo, saltó por la ventana y caminó hasta la orilla. Paso a paso, se fue metiendo en el agua y sintió como las olas acariciaban su cuerpo lentamente de una manera rítmica y tranquila. Sintió paz. El mar se enamoró de ella y se entregó a él.